OKFest HACK workshop space

OKFest HACK workshop space de Juha Huuskonen

 

Estar más perdido que un pulpo en un garaje… nunca he sabido el origen de la frase pero es una sensación que rápidamente se une a la excitación cuando te metes en lugares donde no deberías estar. Con una mente que no sabe estar quieta, a veces me meto en proyectos en los que aparentemente no debería estar pero que acaban enriqueciéndome. Sin tiempo para aburrirme acabo por llenar mi calendario, cosa que en ciertos momentos es contraproducente, pues son necesarios los momentos para respirar y dejar que el sol te acaricie la cara.

En un post anterior presentaba la ciencia ciudadana y multitud de proyectos que están apareciendo en la actualidad. Este verano pasado tuve la suerte de participar en el primer curso sobre ciencia ciudadana dentro de los cursos de verano de la UB. Me acercó tanto al concepto de la ciencia colaborativa como a algunos proyectos concretos. Fue una gran experiencia hablar con esos investigadores y artistas, además de experimentar con algunos de sus proyectos. La ciencia ciudadana obtiene los datos de otra manera, pues son los ciudadanos quienes los recogen. Para llevarlo a cabo no solo cambia quién y de qué manera se recopilan los datos, sino que el científico debe ser muy flexible y adaptar sus preguntas a la metodología más plausible pero que en su conjunto se siga el método científico. De repente el científico se ve inmerso en equipos de trabajo donde él es uno más.

Este verano conocí las iniciativas que Mar Cabra está desarrollando en el campo del periodismo de investigación, la transparencia y el periodismo de datos. Pero yo a lo mío, que lo que me gusta es meterme en líos y, a raíz de mi experiencia en bioinformática, me picó la curiosidad por saber qué era esto del periodismo de datos. Así que cuando la Open Knowledge Foundation (OKNF) junto al Centre de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB) empezaron a organizar periódicamente sesiones de trabajo sobre esta disciplina no dudé en apuntarme. Un buen amigo periodista, con años de profesión a sus espaldas, cuando le explicaba mis impresiones generales después de la primera sesión de periodismo de datos me dijo: «Pero eso es lo que siempre hemos hecho los periodistas, ¿no? Buscar datos, contrastar y escribir una historia». Diríamos que el periodismo de datos es lo de siempre pero adaptándose a las nuevas posibilidades y recursos de la era digital. Según Flores y Salinas el periodismo de datos “consiste en usar herramientas estadísticas y de visualización para contar mejor las viejas historias y descubrir nuevas historias que contar”. Lo que Peiró y Guallar ven como “la especialidad o práctica del periodismo que utiliza como materia prima y fundamental datos (y no otras fuentes de información), para crear productos informativos diversos, como: artículos con datos, infografías o visualizaciones interactivas con datos y conjuntos de datos en abierto”. Lo que me interesó del periodismo de datos inicialmente fue la vertiente del acceso, tratamiento y análisis de grandes cantidades de datos, pero rápidamente me fascinó otro aspecto y fue la necesidad de equipos mixtos para poder llevar adelante las historias.

Participé en una expedición de datos a la que acudimos personas con diversas habilidades que se podían agrupar en cuenta historias, análisis y diseño, lo que vendrían a ser los tres perfiles mínimos para poder llevar adelante una buena pieza de periodismo investigativo de datos. Así que el punto de partida es un tema, se sugieren algunas posibles preguntas y lugares donde se pueden obtener los datos abiertos, y según la pregunta que te llame más la atención formas un grupo. El grupo, que debe estar integrado como mínimo por un periodista, un analista y un diseñador gráfico, empieza a plantear cómo responder a esa pregunta con una historia que se pueda visualizar de una forma atractiva y efectiva en menos de dos jornadas de trabajo intensas. Así empieza un arduo trabajo para poder presentar algo en menos de 48h, una aplicación, un prototipo, una prueba de concepto o un pequeño reportaje con los resultados obtenidos a poder ser acompañado de una visualización. Lo definiría como un trabajo con un objetivo común que necesita de mucha comunicación y rapidez en su ejecución. No nos engañemos, es difícil llegar a tener algo publicable, pero puede ser un punto de partida estimulante para que el grupo siga trabajando en esa historia más allá de la expedición de datos.

Me diréis que las expediciones de datos no son nada nuevo. Efectivamente, ya en 1999 se empezaron a hacer hackatones (término que une el concepto de hack y maratón) en los que programadores y diseñadores se reúnen para llevar adelante proyectos de desarrollo de software de forma colaborativa en sesiones maratonianas. Incluso ciertos campos científicos usan también esta metodología sobre todo en el ámbito informático, pero ¿sería posible adaptar esta metodología a otras áreas de investigación? ¿encerrar a científicos de diversos ámbitos durante un fin de semana en una casa rural y que se pongan a parir ideas y prototipos? ¿laboratorios de ideas estables? ¿has pensado en dejar de hacer esas representaciones gráficas complicadísimas e invitar a un diseñador a que les dé una vuelta de tuerca? ¿cambiar el tempo científico confinando al investigador en un espacio concreto durante un corto tiempo ayudaría a tomar otras decisiones? ¿le darías una opción a ver las cosas de otra manera?

“No problem can be solved from the same
level of consciousness that created it”.

— Albert Einstein