Brian Degger

El Dr Brian Degger es doctor en Biotecnología Molecular por la Universidad Tecnológica de Queensland, en Australia. Como miembro de la comunidad “hazlo tu mismo” (del inglés Do It Yourself (DIY), o Maker Community) Brian elabora seminarios y talleres sobre Biología DIY, tratando temas como la disección de pulpos o los bioplásticos. Usa metodologías científicas y de código abierto (software libre), colaborando con artistas y tecnólogos, para explorar creativamente la investigación en Biología DIY, los cultivos de bacterias, la accesibilidad tecnológica y la ciencia de código abierto. En Newcastle ha iniciado junto a otros colaboradores un espacio dedicado a las iniciativas DIY (Makerspace). Brian publica ocasionalmente en el blog transitlab.org. Puedes seguirle en Twitter en la dirección @drbrian.

 

La ciencia DIY es probablemente la ciencia más antigua. De hecho, veo a los alquimistas como los científicos DIY de la ilustración. En tiempos más recientes, personajes como Darwin o Mendel, los interpreto como representantes de esa curiosidad DIY en los científicos de su momento. Desde mi punto de vista, la fuerza del movimiento DIY actual se potencia debido al superávit de materiales, de información, educación y de redes. Mi motivación para ser parte de este movimiento viene de la idea de que la ciencia no debe ser dominio único de instituciones académicas o industriales, sino que debe democratizarse.

Desde el punto de vista del público, algunas de las áreas temáticas se prestan más a la ciencia DIY que otras. Un buen ejemplo es la búsqueda de asteroides, que requiere instrumentales sencillos y baratos. En esta comunidad científica se considera que los amateurs producen buenas y válidas contribuciones, colaborando con científicos profesionales, donde algunos descubrimientos de relevancia se verifican posteriormente en observatorios académicos. De una forma similar, en el área de la salud, la genómica ha llamado la atención permitiendo a la gente compartir la información de su código genético. La biología DIY se percibe públicamente y por las agencias con una naturaleza distinta, debido a las grandes posibilidades que surgen en esta inmensa área de la ingeniería genética (IG). Sin embargo, la biología DIY es mucho más que modificación genética (GM); también trata sobre cocina, sobre fermentación, panificación, el cuidado y el cultivo de plantas. El atractivo de la biología DIY es que puede basarse en las herramientas típicas de una cocina doméstica y nos puede inspirar de una forma que la academia no puede. La IG es una especialización que se ha convertido en posibilidad solo después de aprender técnicas más básicas, como lo son el cultivo de microbios, plantas y animales.

Lab

En su formato más simple la biología DIY se acerca al presupuesto cero. Por el precio de un café puedes hacer una extracción básica de ADN, experimentar las maravillas de la fosforescencia bacteriana y preparar un cultivo de una colonia de dafnias o artemias. Con unos pocos euros más, una webcam se puede convertir en un microscopio. Su bajo coste no implica que este instrumento no sea sofisticado. Estos sencillos experimentos nos pueden informar sobre procesos como la autoregulación, estrategias de purificación, las relaciones entre presa-depredador, ciclos de vida complejos, por enumerar algunos casos. Como actividad en comunidad, tanto las preguntas como los datos aparecen como resultado del análisis experimental de forma amplia por el propio público, en vez de precisa. Hasta cierto punto este tipo de metodología debería ser separada del modelo (también importante) de la colaboración abierta distribuida (del inglés “crowd sourcing”) en la ciencia académica, tal como es el caso de la clasificación de galaxias (Galaxy Zoo).

Para mí, la biología DIY empezó con sistemas de auto financiación, influenciada por proyectos de artistas que usaban la biología como material de su trabajo (pigwings). Sin embargo, actualmente una gran cantidad de los biólogos DIY poseen una formación en computación o ingeniería. Lo cual no sorprende demasiado al saber que los grupos de biología DIY normalmente se desarrollan a partir de los espacios consolidados de los laboratorios hackers (del inglés hackerspace, hacklab, hackspace,…), como lo es DIYBIO MCR del MADLAB, en Manchester. Después de colaborar con una institución académica y ser financiada por una beca de la Wellcome Trust, DIYBIO MCR se ha trasladado a un espacio más propicio, donde se pueden llevar a cabo experimentos más complejos. Otro modelo son los laboratorios nómadas (de hecho http://hackteria.org/?p=1848 es un laboratorio científico del grupo Nomadic Science Lab de 5 días de duración que se emplaza en un bar en Praga), en los cuales el laboratorio se traslada a distintos lugares. Un laboratorio construido por tiempo limitado.

En el contexto de la GM, este tipo de laboratorios ofrecen la atmósfera, la seguridad y la técnica para guiar a la persona a través de las complejidades de la biotecnología. La biología DIY funciona… si de ante mano sabes cómo hacer biología. Es una extensión del laboratorio académico en la comunidad, para las aventuras caseras o para nuestras incursiones en el garaje. Los proyectos de comunidad se financian a través de agencias comprometidas con la ciencia (como es el caso de la Wellcome Trust), las páginas de micromecenazgo (como Kickstarter), o los museos o donaciones particulares que se comprometen con la actividad científica. Aunque los practicantes de la DIYBio muchas de las veces no pueden adquirir nuevos equipos, sí que se benefician de los intensos ciclos de renovación del equipamiento de la comunidad científica, que produce un superávit de máquinas que necesitan recolocarse. Con la inestabilidad de las empresas de nueva creación (startups) del sector de la biotecnología, las ofertas por liquidación son también una fuente de tecnología para la DIYBio. Otra vía es la auto-fabricación de los propios instrumentos por medio de electrónica común, usando plataformas de desarrollo como Arduino, como por ejemplo Openpcr, un equipo de PCR financiada por Kickstarter.

Un ejemplo de éxito de un proyecto DIYBio bajo la dinámica del micromecenazgo es el mapa microbiano de DIYBio-MCR, en el cual se recogieron muestras de bacterias en paradas de autobús. A todos los participantes se les instruyó en la recogida de bacterias del ambiente, y los datos resultantes se visualizaron en forma de mapa. El significado de este mapa aun debe interpretarse. Personalmente lo entiendo como un modelo para otros proyectos científicos, ya que se diseñó en colaboración con un laboratorio de biología, y con el permiso del ayuntamiento para recoger muestras en las paradas de autobús.

Desde el punto de vista de la seguridad, la mayoría de la biología DIY no provoca mayores problemas que los que aparecen en una cocina doméstica, en las panaderías o las cervecerías. Se trabaja con “comida”, se cultivan organismos específicos (como sucede con la elaboración del pan o del yogur) usando medios selectivos, se persigue minimizar o eliminar la contaminación externa usando técnicas asépticas, usando calor, presión, alcohol y lejías para inactivar experimentos.

La extensa comunidad de biólogos DIY intercambian de forma regular información, consejos, y se preguntan dudas y cuestiones a través de foros como el de http://diybio.org. Todo esto es muy importante, ya que ofrece la oportunidad de criticar qué experimentos se están desarrollando. Por ejemplo, hace poco un póster proponía el uso de un lentivirus para transformar células mamíferas. Rápidamente se sugirió que el procedimiento no era seguro, ya que se incluía un riesgo hacia la persona que hacía el experimento, lo cual contundentemente no entraba dentro de los límites de la biología DIY. Este punto es de suma importancia. La gente piensa que la mayoría de las cosas en su vida diaria se controlan debido al riesgo (por ejemplo, el control contra el envenenamiento alimentario), por lo que han olvidado que son responsables de su propia seguridad (o lo han hecho influenciados por otros), y que no todo lo que se puede hacer debe finalmente hacerse.

También hemos accedido a páginas como instructables para el desarrollo de equipos de laboratorio, y openwetware para materiales, protocolos y recursos. Por supuesto, estamos presentes en las redes sociales como Twitter, Facebook o Google+.

El movimiento de la biología DIY actual es joven, pero ya ha generado grupos, infraestructuras, instrumental y proyectos. En los laboratorios académicos, los experimentos de biología sintética se desarrollan para obtener sensores biológicos. El reto siguiente para la biología DIY será empezar a acceder a estas líneas de desarrollo, crear dispositivos que puedan ser compartidos fácilmente y que actúen como semilla de expansión, lo cual representaría una auténtica democratización. Podríamos encontrarnos que los biosensores fuesen parte del “Internet de las Cosas” en nuestras casas, cocinas y lugares de trabajo.





*Este artículo fue publicado con licencia creative commons en el blog SpotOn de la editorial Nature, cuya traducción publicamos en el blog de Piratas de la Ciencia bajo el permiso explícito de su autor.

(Traducción por Guillermo Muñoz Matutano y Eva Alloza Anguiano)