Imagen: desde Acuífero de Subijana

El pasado 14 y 15 de Febrero, medio planeta estaba pendiente del cielo, ya que nos pasaba rozando un asteroide. Es más, incluso dejó un regalito en Rusia. Ese viernes por la noche recibí el mensaje de una amiga, diciéndome que si estaba en la Ciudad de las Artes y las Ciencias, que se había organizado una observación. Pues no. Esa noche, al igual que la anterior, estaba en mi club de espeleo entrenando, que el fin de semana me lo iba a pasar explorando, pero bajo tierra. Medio planeta pendiente del cielo, y yo -y otros cuantos- pendientes de lo que íbamos a ver en el subsuelo. No le presté ni un minuto de mi tiempo; ni leyendo noticias, ni viendo imágenes, etc. Por lo que se ve, también proliferaron programas catastrofistas, alertando del peligro de que pasara tan cerca.

El mundo subterráneo es el gran desconocido, y es que cuesta conocerlo… Cualquier mortal tampoco puede viajar al espacio, pero la información que obtenemos de él es bastante más asequible, y mirar al cielo es fácil. Por no decir la cantidad de satélites que tenemos pululando ahí arriba, y la información que nos proporcionan. Hay que vigilar a los pedruscos que van por ahí, porque si alguno se acerca demasiado, nos puede fastidiar y bien. Después de ese fin de semana, fui consciente de lo mediático que fue el evento con la cantidad de noticias que generó. En general, de lo noticioso que es todo lo relacionado con el espacio. Y del silencio mediático que siempre rodea al mundo subterráneo, y pienso que le deberíamos prestar más atención. Y no estoy pensando sólo en terremotos o volcanes escupiendo lava, que pueden representar un peligro en zonas localizadas.

Pienso en el agua, el agua subterránea que silenciosamente discurre bajo nuestros pies, y que es capaz de esculpir verdaderas obras de arte sobre roca calcárea, de calmar nuestra sed y regar nuestros campos. Los acuíferos se estudian, y hoy en día está más que demostrado el papel tan importante que desempeñan en la agricultura, el clima o la salud humana. La semana pasada, desde Materia se nos informaba del primer mapamundi de aguas subterráneas, fruto de un estudio publicado en Science. En el pasado otoño, se publicó también un trabajo indicando la influencia de las aguas subterráneas y su explotación, sobre el terremoto de Lorca en el 2011; del que también informó Materia. Yo cada vez que me adentro en una sima, soy consciente del agua que me está cayendo, agua que se está filtrando desde el suelo y veo cómo, gota a gota, cae desde la punta de una finísima estalactita. Puede caer a un gour o resbalar por una colada. Te dan ganas de beberla, pero sabes que no debes hacerlo. Eres consciente también de la cantidad de residuos y sustancias químicas que se filtran con esas aguas. Y eso volverá hacia arriba, hacia nosotros otra vez. En ese mundo de cavernas y oscuridad, hay una vida inmensa, adaptada al medio durante millones de años. Y se explora y se estudia menos que el universo. Pero nos está influyendo mucho más que el espacio exterior, y no somos conscientes de ello. Si yo no fuera espeleóloga, no lo hubiera sabido como ahora, porque ahora no dependo de que el periódico X o el canal Y me den la información. Desde mi propia experiencia he tomado conciencia y soy yo la que busco información… y encuentro poca en los medios más accesibles y habituales.

Y si alguien piensa que el que practica la espeleología es el gran defensor del mundo subterráneo, está equivocado. Hay una diferencia entre practicar espeleología y ser verdaderamente un espeleólogo, de hecho se la considera ciencia y deporte, pero de eso ya hablaremos otro día. Me hace daño a la vista cuando desciendo a una sima y veo graffitis, o residuos de carbureros -que son muy tóxicos y de un color negro notable- cuando hoy en día hay focos basados en leds que proporcionan lúmenes suficientes para ver ahí abajo. O espeleotemas claramente rotos por la acción humana, o estalactitas secas -algún gracioso ha puesto el dedo para interrumpir el flujo de agua-.

¿Por qué se nos informa tan poco de lo que acontece bajo nuestros pies? ¿Acaso el mundo subterráneo no es tan fascinante como el espacio exterior? Incluso llega a ser más determinante en nuestras vidas de lo que creemos.

Pero si ya lo decía Jim Henson: «El centro del Universo es un lugar maravilloso excavado en la roca, llamado Fraggle Rock» 😉