VALENCIA 23/5/14 PIRATAS DE LA CIENCIA. FOTO @ MIGUEL LORENZO (De izquierda a derecha: Fernando Sapiña, Eva Pastor, Mercedes Aler, Eva Alloza, Guillermo Muñoz.)

 

El pasado enero, nuestro compañero Fernando Sapiña nos dejó. El blog de Piratas de la Ciencia fue uno de sus hábitats, donde nos ayudó desde el primer momento añadiendo experiencia, reflexión, ciencia, cariño y detalle en cada uno de sus textos. Todos los que escribimos en el blog hemos aprendido de Fernando, y, por supuesto, seguiremos haciéndolo. Hoy hemos querido hacerle un pequeño homenaje, desde el mismo espacio que compartimos con él. Estas son nuestras palabras para Fernando. 

 

Mercedes Aler Gay

A Fernando le llamaba “El profe”. Me parecía que así le hacía rabiar. Siempre ha estado ahí, con su ciencia y su arte en la cocina y en el buen paladar. Eso es lo que me sorprendía siempre, desde que asistí a un taller sobre ciencia y cocina allí por el 2004 que ideó para los alumnos interesados: esferificaciones, aparatejos de mi lab en la cocina¡¡

Nunca dejó de sorprenderme, y además lo que proponía siempre estaba bueno!! Al “profe” le interesaba mi trabajo, cosas tan distantes y tan cercanas tecnológicamente, pero en mi caso casi aplicadas para “pillar” al malo. El encanto siempre fue mutuo. Y siempre, siempre le encontraba con la sonrisa en los ojos y en los labios. Siempre sorprendido.

Gracias profe por despertarme del letargo y enseñar a disfrutar con más cosas que la propia ciencia y aprender que te puedes divertir con la comida sin perder la con-ciencia.


Fuente: Mètode. https://metode.cat/noticies/fernando-sapina-quimic-taula.html

 

Eva Alloza Anguiano

De Fernando, per explicar una anècdota, me’n recorde el mail que em va enviar sobre un dels meus esborranys de posts. Em va preguntar si tenia fixació per les vaques, i després d’uns quants mails vam acabar parlant dels seus periquitos i de la transexualitat periquita, crec que amb això vos ho dic tot. Era una delícia llegir les seves propostes de posts, tan plens de saviesa i d’idees tan ben treballades i enllaçades des de l’inici, l’admirava i els llegia amb aquells ulls de xiqueta que no sap res i ho té tot per descobrir encara. El que em transmetia és que era un entusiasta de la vida, de les coses bones de la vida, del menjar i la naturalesa, de la ciència. Només vaig coincidir dos cops en persona amb ell, en un taller seu de la ciència de la xocolata i en el congrés que vam organitzar amb Piratas sobre Arte, Ciencia, Ciudad, i d’aquells moments m’enduc el seu somriure de xiquet, aquell tipus de somriure que amaga una dolenteria. La resta va ser virtual, sense conèixer-lo només sentia a Mer que l’anomenava Profe, i clar, això a mi creava molt de respecte, però després, a mesura que l’anava coneixent, sempre em va donar aquella sensació que intervenia poc perquè anava atrafegat però que quan ho feia li donava la volta a la truita. M’agradava inspeccionar el seu twitter, veure aquells bon àpats que es feia i després descobrir-los com a recepta científica a Mètode. Era un plaer… quina ràbia haver de parlar en passat.

 

Fernando en su laboratorio sobre nanomateriales. Fuente: Universidad de Valencia. goo.gl/BJmies

 

Jorge Jiménez Almazán

La notícia de la mort d’una persona pròxima sempre és trista, però ho és un poc més quan és una persona com Fernando. Una persona detallista, sensible i compromesa. Compromés amb la seua llengua, la cultura i la ciència. Mesclador de ciència i gastronomia i divulgador incansable, sempre preocupat per compartir la ciència a tots els nivells. Una conversa amb ell sempre era enriquidora, tant per la seua forma d’expressar-se com pel contingut tan ric i meditat que compartia. En definitiva, una d’eixes persones que no te deixen indiferent i que penses que, tant de bo, quan siga un poc més major, em parega un poc a ell. El trobarem a faltar.

 

Fernando listo para uno de sus talleres, con todo el arsenal preparado.

 

Guillermo Muñoz Matutano.

No sé exactamente cuándo fue la primera vez que ví a Fernando. Debió de ser en alguna de las actividades o presentaciones de libros que organizó la cátedra de divulgación de la ciencia de la UV en 2004, cuando el grupo de Piratas empezaba a formarse. Por esos misterios del cerebro, sin embargo, el primer recuerdo que alojo claramente es de, exactamente, la tarde del 14 de enero de 2005. Digamos que a la hora del café. Después de esas navidades entré a formar parte del grupo que dirige Juan Martínez Pastor en el Instituto de Ciencias de los Materiales, donde Fernando también dirigía su grupo de investigación sobre nanomateriales. Esa tarde, intentando concentrarme con una de esas tesis que te ofrecen como lectura recomendada, a través de la puerta del despacho apareció una figura. Una figura grande, contenida, atenta, mirándome. Al girar mi cabeza hacia la puerta y detenerme en sus ojos, Fernando soltó un: “¿tú eres un piratilla, no?”

Esa pequeña frase de Fernando, informal, casi que juguetona, ha sido muy importante y determinante. Con ella Fernando se interesó por una persona nueva que llegaba al Instituto, que no venía a su grupo, que no tenía ni siquiera la misma formación. Resquebrajaba cualquier barrera de esas tan típicas, artificiales y absurdas que solemos encontrarnos en estos ambientes. Si en ese momento me hubiese dicho de tomarme un café, hubiese aceptado ciegamente. Con solo unos segundos y un par de miradas, me hice su fan.

Lo mejor de Fernando es que él se hacía fan tuyo también. Pero de esos de ponerse la camiseta con tu logo si hace falta. Algo que solo he encontrado en las personas más interesantes que he conocido. La gente desprendida suele ser la gente que vale la pena conocer. De la que puedes aprender, la que te deja que lo hagas. La que te invita a tu casa, te prepara un gin-tonic (aunque por motivos de concentración casi siempre fueron sin-tonics) te enseña a escribir artículos de divulgación, te enseña como coordinar un monográfico o te apoya en todo tipo de actividades y jornadas. Fernando estaba ahí, siempre.

En realidad son los detalles lo más importante. De Fernando aprendí mucho, y seguiremos aprendiendo con todo lo que tenemos de él, escrito y vivido. Pero me quedo con los momentos que compartí. El verlo llegar al ADEIT al atravesar la plaza de Santa Catalina, por la mañana, y saber que después de una reunión de trabajo intensa nos tomaríamos un café al sol para seguir “conspirando”, a ser posible aderezando la conversación con temas de música o guitarras. O ese “hostia” sonoro y sentido que me soltó al enterarse de que iba a romper con una ex-pareja. O encontrarme con él en la calle Moro y Zeid con un carro de la compra atiborrado de cachivaches que se salían por todas partes, preparado para orquestar uno de sus grandes y sabrosos talleres de ciencia y cocina. Hoy me quedo con otro recuerdo, un minúsculo detalle, como esas nanopartículas que estudiaba con sumo mimo y gusto. Volviendo en coche de una de esas reuniones de trabajo de las actividades de divulgación en las que él me incluía, charlando con ese ritmo pausado suyo, me pregunto: “Pero, ¿tú te lo estás pasando bien? Pues de eso se trata”. Pues eso. De eso se trata.

Por ti y hasta siempre Fernando.

 

Fernando Sapiña en el Instituto de Ciencias de los Materiales UV (ICMUV). Fuente: Saó Edicions. https://saoedicions.com/fernando-sapina-passio-ciencia/

 

Pablo Pardo Ibáñez

La vida te cruza apenas con un puñado de personas a las que acabas por considerar referentes, y en mi pequeña colección, Fernando es una de ellas. Llegó sin estridencias, sin alardes, desde la sencilla tranquilidad del conocimiento. Contagiando sin pretenderlo la actitud de estudio que conduce hasta allí; insinuando el camino que lleva a disfrutar de aquello que te interesa, a aprehenderlo, y que, qué casualidad, trascurre paralelo al del estudio. Acompañando, ayudando. Proyectos, reuniones, seminarios… todo más fácil con él, con su serena presencia, su confianza, su apoyo. Haciéndote sentir capaz, poniéndose a tu lado, no delante. Ahí sigue, para todos los que lo necesitamos. Sé donde encontrarte, profesor. Gracias por todo. 

 

VALENCIA 23/5/14. PIRATAS DE LA CIENCIA. @ FOTO MIGUEL LORENZO (De izquierda a derecha: Eva Alloza, Fernando Sapiña, Eva Pastor, Guillermo Muñoz, Mercedes Aler)

 

Eva Pastor Serra

Per què et cau bé una persona? Hi ha tants factor que intervenen que el llistat és inacabable. Interessos comuns, humor compartit, afinitat física, experíències que uneixen, la pell, la paraula, l’ocasió… Al final un dia et veus somrient pensant en algú i ho saps, en la teua ment ha ocupat ja un lloc en l’espai reservat a la teua gent.

Fernando fou per a mi un descobriment. El coneixia per la seua tasca divulgativa però els nostres camps de treball no coincidien així que hagués estat molt difícil aplegar a ell si no fos per pirates. Sé que era un bon científic, un bon divulgador, un bon company, però independentment de tot això, tenia una cosa que a mi em sedueix irresistiblement, un semblant seriós combinat amb timidesa que de sobte t’oferia l’humor i l’enginy més fantàstics. Fernando m’imposava, d’una forma positiva, no se per què, però tal i com anàrem coincidint em vaig anar trobant amb uns ulls intel.ligents que em miraven amb respecte, i era una sensació força reconfortant.

La gent se’n va i deixa un buit terrible. Fernando el deixa en pirates, a banda de en molts altres llocs. Pel que fa a nosaltres, amb ell hem aprés, hem gaudit, hem reflexionat, hem fet divulgació científica, hem compartit idees, hem rigut, hem creat, jo crec que no podríem demanar més. Bé, més si, tenir temps per davant per seguir-ho fent.

En el meu cas, Fernando seguirà tenint un lloc en eixe espai que ocupa la gent que ha significat alguna cosa per a tu. Trobaré a faltar la seua mirada, no és fàcil trobar mirades així.