Ars est homo additus naturae                                 

(El arte es el hombre, sumado a la naturaleza)

Francis Bacon

 

 

 

El concepto de artificialidad se ha discutido bajo el paraguas de múltiples manifestaciones culturales o sociales. El propio Aristóteles en la antigua Grecia, o mucho más tarde el filósofo empirista Francis Bacon ya discutieron sobre la diferencia entre lo natural y lo artificial. Hoy en día la artificialidad la hacemos natural casi a diario, mediante videollamadas y conversaciones telemáticas o consultando todo tipo de información a través de esa intrincada meta-autopista digital que supone internet. El presente está plagado de nuevas relaciones virtuales, o realidades aumentadas, que incluso el arte se apropia para establecer nuevos códigos conceptuales y formas visuales. Pero hablar de artificialidad no es coto de las ramas tecnológicas, ni tampoco de la antropología o la filosofía. Tampoco es dominio único del arte. Podemos discutir sobre el concepto de artificialidad enfrentado al de naturaleza incluso desde la cultura popular. Como pasa con casi cualquier temática, cada aproximación cultural nos ofrece una perspectiva distinta, no excluyente. Pero ¿podemos estudiar lo artificial desde una parcela puramente científica? ¿En la ciencia se pueden diferenciar procesos naturales de procesos artificiales?, ¿y si fuese así, cuáles serían sus diferencias?

Para responder a esta pregunta voy a realizar un viaje dividido en 12 niveles, que iremos recorriendo a lo largo de este caluroso mes de agosto publicando una entrada por nivel, para discutir sobre las relaciones entre artificialidad y naturaleza. Publicaremos tres entradas cada semana, para poder seguir el tema con agilidad. La mayoría de las entradas serán cortas, de forma que podremos leerlas desde cualquier plataforma móvil, y desde cualquier lugar, estéis en una playa, en una piscina, o en lo alto de una colina. Sin embargo, alguna entrada más técnica necesitará de una extensión algo mayor.

Para empezar con nuestro viaje estival, quizá lo primero que podríamos hacer es intentar definir qué es lo artificial. En la web de la RAE podemos encontrar una definición generalmente aceptada. Así, encontramos artificial como:

  • Hecho por mano o arte del hombre. (Podríamos recomendar a la RAE substituir “hombre” por “ser humano”, haciendo que la definición resulte menos gris).
  • No natural, falso.
  • Producido por el ingenio humano.

 

Y siguiendo el mismo procedimiento, natural podría quedar definida como:

  • Perteneciente o relativo a la naturaleza o conforme a la cualidad o propiedad de las cosas.
  • Dicho de una cosa: Que imita a la naturaleza con propiedad.
  • Que se produce por solas las fuerzas de la naturaleza, como contrapuesto a sobrenatural y milagroso.

 

Repasando estas definiciones podemos ver que, en realidad, las definiciones se cruzan. Queda claro que todo aquello que ha sido manufacturado por el ser humano, como por ejemplo un pan de pueblo, seria artificial. Pero entonces, una vaca en una granja, los huertos, los campos de naranjos, son también productos del ser humano, y por tanto artificiales. Por otro lado, si lo que se quiere indicar es que ha existido una intencionalidad humana en el momento de procesar la naturaleza, ¿por qué quedarnos solo con la humana?, ¿Un hormiguero, un panal de abejas, el nido de un pájaro, una tela de araña…, no serían por tanto productos de la intencionalidad de otros animales, y por tanto artificiales también? Si vamos a la definición de natural la cosa se complica, porque natural es todo aquello que pertenece a la naturaleza. Sin embargo, ¿podemos imaginar algo que no pertenezca a la naturaleza? La segunda definición nos dice que algo natural es algo que imita a la naturaleza. Pero ¿imitar no es precisamente una cualidad de la artificialidad? Queda claro que la visita a la RAE no ha sido muy fructífera. Como cabía esperar, por otro lado.

 

Aunque podamos pensar que todos estos elementos son naturales, en realidad todos han sido transformados por la mano del ser humano, como es el caso de un campo de naranjos (o incluso el propio naranjo), un huerto variado (que nunca lo encontraras en la naturaleza salvaje), una granja de vacas, o incluso las propias vacas, o un zoológico. Todos los elementos artificiales producidos por la acción humana.

 

Por el contrario, en la naturaleza virgen podemos encontrarnos con estructuras elaboradas por la acción de animales o plantas, como un panal de abejas, un hormiguero, un nido de pájaro o una tela de araña, entre otros muchos ejemplos. La artificialidad no es coto reservado a los humanos, sino que también es un concepto que el mundo natural, aunque pueda parecer contradictorio, maneja.

 

El tema de esta serie de micro-posts, la artificialidad frente lo natural, se retroalimenta con otra pareja de palabras complementarias: realidad frente a ficción. En principio, como parecen apuntar las definiciones de la RAE, la artificialidad parece que tiene tanto de ficción como lo natural de real. En este viaje que emprendemos hoy quiero dibujar un fino hilo narrativo, o no tan fino, para recorrer los conceptos de artificial y natural desde lo general hasta lo más particular. Hablaré de cultura, de cultura científica, para adentrarme en terrenos más especializados, en los que trabajé en mi etapa de estudiante doctoral, hasta llegar a la misma investigación que estoy desarrollando actualmente. En el fondo hay una sola pregunta que quiero desarrollar, ¿es lo artificial algo distinto de lo natural? ¿en qué sentido?