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Yoko protegiendo a su padre de un tigre – Utagawa Kuniyoshi

La Ilustración fue un periodo de la cultura europea, centrado en el siglo XVIII, en el que se consideró que la razón podía construir un mundo mejor. La idea de Bacon de conseguir el progreso material controlando la naturaleza, es decir, entendiendo la naturaleza, jugó un papel fundamental. Pero entender la naturaleza significa, también, conocerla. No es extraño que en esta época se realizaron los primeros grandes viajes de exploración geográfica con objetivos científicos, aunque los verdaderos objetivos fueran imperiales. En 1766, Louis Antoine de Bougainville recibió el permiso de Lluís XV para dar la vuelta en el mundo: volvieron en 1769. La primera de las expediciones del capitán James Cook al Pacífico Sur se realizó entre los años 1768 a 1771; Cook murió en 1779, durante su tercer viaje. En 1785 partió de Brest la expedición francesa de La Pérouse, que se perdió en Oceanía en 1788.

En 1788, Alessandro Malaspina y José de Bustamante propusieron al rey Carlos III la realización de una expedición científico-política en la que visitarían prácticamente todas las posesiones españolas en América y Asia. El rey, promotor de la ciencia en España, aprobó la empresa, que tenía unos objetivos científicos muy ambiciosos. De hecho, Malaspina convenció a algunos de los científicos europeos más relevantes del momento para que le acompañaran. Cuando volvió, en 1795, el clima político había cambiado: Malaspina fue encarcelado y se confiscaron las colecciones y los informes.

En estas expediciones participaban artistas para hacer tanto el reportaje gráfico como dibujos científicos de los especímenes encontrados. En el caso de la expedición de Malaspina, le acompañaron Tomas de Suria y José Cardero. La ilustración científica es el resultado de aplicar las posibilidades de las artes plásticas a los requerimientos de algunas ciencias. Las primeras muestras modernas de iluistración científica se producen en el renacimiento, con Leonardo da Vinci y Albert Durero. Una inquietud que surge con frecuencia cuando se habla de la ilustración científica en la actualidad es preguntarse si no sería más fácil emplear la fotografía. Al fin y al cabo, si se trata de objetividad, la foto es una representación poco subjetiva. Frente a esto se señala que, en el caso de las ilustraciones hechas a mano, el artista puede alterar algún aspecto del ejemplar examinado con el objeto de acercarse más a la realidad: el ilustrador científico no dibuja un tigre, dibuja el tigre: en su dibujo están todos los tigres del mundo. En cambio, una foto de un tigre siempre será la foto de ese tigre.

 

Tyger Tyger, burning bright, 

In the forests of the night; 

What immortal hand or eye, 

Could frame thy fearful symmetry?

 

Tiger, William Blake (1794)

 

 

Un tercer tigre buscaremos. Éste

Será como los otros una forma

De mi sueño, un sistema de palabras

Humanas y no el tigre vertebrado

Que, más allá de las mitologías,

Pisa la tierra. Bien lo sé, pero algo

Me impone esta aventura indefinida,

Insensata y antigua, y persevero

En buscar por el tiempo de la tarde

El otro tigre, el que no está en el verso.

 

El otro tigre, Jorge Luis Borges (1960)