Foto: Pilar Rodrigo

Foto: Pilar Rodrigo



¿Sois de aquellos que se preparan las vacaciones de verano con muchísima antelación?, ¿o de los que lo dejais para el último momento, improvisando? Decididamente, yo soy de los primeros. En los viajes de ocio me apetece saber qué puedo ver, qué cosas hay para hacer, dónde ir a cenar, … Pero todos sabemos que, en un viaje, lo mejor que te puede pasar, en el fondo, es llegar al sitio y contemplar como todos esos planes van cayéndose, emulando a un castillo de naipes.

Este post comienza con la idea sobre la planificación de un viaje. Una propuesta para viajar a la Bienal de Venecia de Arquitectura. Todo empieza con una simple pregunta, tomando una cerveza al sol de la tarde. Tragas un sorbo fresco, y, al dejar el vaso sobre la mesa, te dicen: – Oye, una amiga me ha propuesto ir a la bienal de Venecia de este año, ¿te apetecería? – Claro, cómo no te va a apetecer. Una cosa es apetecer y otra poder, pero en principio, desde luego que te apetece. La bienal de Venecia es una de las instituciones culturales más importantes del mundo, quedando dividida por seis temáticas: arte, arquitectura, cine, danza, música y teatro. Vamos, un marco cultural sumamente atractivo, como si la visita a Venecia fuese poco.

Cuando te hacen una pregunta así, lo primero que haces es contextualizarte. Imaginarte en esa ciudad y ese evento en el que nunca has estado. Paseando por las galerías, pidiendo unos helados en algún rincón de la ciudad, saliendo con algún conocido reconvertido en amigo para tomarte unos amaretos o degustar unas buenas pizzas. Vamos, un pequeño test mental donde chequeas si la idea te seduce. De las anteriores descripciones deduzco que, sí, que me seduce. Pero, ¿y qué tiene que ver todo esto con la ciencia?

En uno de esos pequeños tests mentales donde te imaginas en ese futuro viaje, supongo que haciendo un esfuerzo por adivinar si una gran exposición sobre arquitectura, con charlas y coloquios al más puro estilo congreso, podría ser demasiado para ti, te descubres haciéndote una pregunta: ¿existen las bienales de ciencia? Pregunta que inmediatamente da paso a otras tantas: ¿y cómo serian?, ¿qué deberían contener?, ¿qué formato?, …

Lo primero que piensas es que una bienal de ciencia podría ser una especie de plataforma donde se den a conocer los avances más significativos de la actualidad científica general. Vamos, lo que viene a ser un congreso, pero de todos los campos científicos. Claro, esto te suena muy, muy, muy peñazo. Si un congreso particular y específico de lo tuyo muchas veces resulta infumable, imagínate lo de “a mi izquierda, un biólogo. A mi derecha, un físico. Y en el centro,  un médico”, …, Vamos, que no funciona ni en formato chiste.

Por eso mismo piensas en seguida que en un acto así la divulgación de la ciencia podría ser una de las llaves para hacer más atractivo ese contacto generalizado. De hecho, no solo la divulgación, incluso las instalaciones de arte y ciencia. Todas estas actividades, digamos más dinámicas, podrían servir para ayudar a comunicar esos avances científicos de los dos últimos años. De hecho, quizá no solo para comunicar, si no incluso para hablar de ciencia mejor. O sea, de mejor ciencia. Bueno, la cosa parece que empieza a cuajar.

Pero todo esto te suena. Te recuerda mucho a, por ejemplo, el ESOF (European Science Open Forum). Vamos, que es calcado. ¿Se podría decir que el ESOF es una bienal de ciencia? Estoy prácticamente seguro de que se podría llamar así. De todas formas, el ESOF tendría varios puntos que podrían ser tamizados. Por una parte el ESOF posee un ámbito Europeo. Con lo que me gusta Europa y con lo que la defiendo, no es este buen momento para, precisamente, criticarla. Pero una bienal de ciencia, quizá no debería tener límites geográficos. ¿Acaso los tiene la bienal de Venecia? ¿Las obras de arte son aceptadas o no dependiendo de si proceden de Asia, América o Europa? Claro que no. Podríamos limitarnos a ese caso si interpretásemos la ciencia, por desarrollo y conocimiento, como un producto europeo, por eso de que nace bajo un pensamiento occidental. Pero, a día de hoy, como probablemente a día de ayer, esto quizá sea tan absurdo como superficial. El otro punto crítico que reconozco en el ESOF para tildarlo como bienal generalizada tiene que ver con su posible relación con las políticas científicas europeas. Desde que Nowotny y coautores señalaron ese cambio de paradigma sobre el contexto social del científico, y quién sabe si desde mucho antes, la verdad es que la sociedad cada vez espera y demanda más cosas de la investigación científica. En Europa y en todas partes. Una ciencia más social dicen. Bajo mis ojos, una ciencia más económicamente social. Los científicos influimos activamente sobre el desarrollo tecnológico, lo cual no es intrínsecamente malo, de hecho es más bien muy bueno. Pero llegamos a un punto en el cual si no estás a punto de construir el nuevo dispositivo tecnológico que va a revolucionar las aplicaciones industriales no estás haciendo ciencia, porque, desde ese nuevo marco social, la ciencia es, ante todo, ciencia útil. O sea, generadora de recursos económicos. Repito, aunque la tecnología, la industrialización y el desarrollo económico en principio no es nada malo, ni mucho menos, sí que es verdad que a veces resulta difícil saber si estas investigando para descubrir, conocer y, a la vez, desarrollar tecnología y provocar ese contacto con lo social, o simplemente para que los de siempre aumenten cada vez más ese margen de beneficio. Con políticas de este último tipo podríamos llegar a una situación donde a un investigador, que ha sido formado durante años en los mejores laboratorios del mundo, se le ofrezca un puesto de profesor en régimen autónomo y pagándole por horas … Perdonar, estaba siendo irónico,  ya hemos llegado a ese punto, hay universidades privadas que ya están ofreciendo este tipo de trabajo a investigadores de alto nivel. Peligroso.

En cualquier caso, creo que el ESOF si que podría cumplir con lo que podríamos imaginar como una bienal de ciencia. Tengo que decir que asistí a la edición del 2008 en Barcelona, becado como periodista,  y la experiencia fue soberbia. Tanto desde el punto de vista de las charlas, los talleres como de las actividades. Pero, siempre está bien buscar otros ejemplos.

En busca de esos otros ejemplos, me metí en google y teclee “bienal de ciencia”. En unos cuantos clicks me topé con esta propuesta que viene de sur América. En concreto de Argentina. Me encontré con la primera “Bienal internacional dialéctica de la razón y la imaginación siglo 21”, que tuvo lugar en Mar del Plata entre los días 9 y 13 de abril de este año. El subtitulo de la bienal dice así:

«Les invitamos a compartir un espacio de encuentro e integración entre el arte, la ciencia y la tecnología, expresiones de la cultura reconocidas como las más influyentes en el desarrollo humano.»

Estuve navegando por su web, y la verdad, os invitaría a que entraseis y buceaseis un poco entre los títulos de sus charlas, las temáticas, las áreas de los invitados, los ejemplos de actividades, las instalaciones artísticas, etc, etc. No tuve la suerte de asistir. No puedo dar una opinión fundamentada sobre esta bienal, pero, en esos paseos mentales donde chequeas si el viaje te seduce, desde luego estos resultan bien amenos.

Esta Bienal DCA siglo 21 me queda geográficamente muy lejos. No sé si tendré alguna vez la oportunidad de comprobar por mi mismo si representa plenamente lo que entiendo que es una bienal de ciencia, o no. En cualquier caso, un comentario me despierta de mi ensoñación: – Pero bueno, que no hace falta pasar todo el tiempo en la bienal. Que si os hartais de la arquitectura de Rem Koolhaas, aunque no deberíais, pues os podeis dar un paseo por Venecia – Claro, la Biennale de Venezia. ¿Hay algún impedimento en tomar a la propia Biennale como un espacio también para la ciencia? Aunque fuese de forma fragmentaria. La respuesta es clara, y ya la medio dibujamos en el abordaje que realizamos a Michele Emmer. Por ejemplo, en el año 86, la Biennale de Arte tenía el título “Arte y Ciencia”. Pero es que podemos hilar más fino aun. ¿Necesitamos que aparezca la etiqueta Ciencia para descubrir aspectos científicos en cualquier manifestación cultural? Las barreras disciplinarias ayudan a tejer una estructura, para, entre otras cosas, ser metódicos, aplicados, eficientes y productivos, pero en mi viaje al arte arquitectónico de vanguardia en esa Venecia medio submarina, no me pienso quitar mis ojos de científico.

¿Qué es una bienal de ciencia para ti? ¿Qué debe contener? En un evento así, ¿abrirías la puerta al arte o a las humanidades, o piensas que debe ser un evento completamente puro?, ¿qué es la pureza en ciencia? Aunque las disciplinas posean su propia y licita raison d´etre, ¿no es bien cierto que existen nexos entre ellas? Y lo más importante, después de ese seductor y sugerente viaje a Venecia ¿viajaré algún día a Mar del plata?


Música: I sat by the Ocean, Queens of the stone age. Hey girl, IAMDYNAMITE. Time baby III. Medicine.