Rosetta_and_Philae_at_comet

Rosetta y Philae en el cometa (Fuente: ESA)

Eran las diez de la mañana cuando le sonó el despertador. Había dormido mucho, pero ya era hora de levantarse y empezar con la rutina. Debía de haber tenido algún sueño agitado, porque cuando despertó todo le daba vueltas. Lo primero que hizo fue tratar de recomponerse un poco; cuando lo consiguió agradeció el rayo de sol que derramaba sobre ella una agradable sensación de calorcito. Poco a poco fue poniéndose en marcha y en cuanto pudo, envió su señal hacia la Tierra. A las seis y media llamó a casa.

Rosetta despertó a las diez de la mañana del pasado lunes 20 de Enero de 2014, aunque a 673 millones de kilómetros del Sol puede que no tenga mucho sentido contar el tiempo en años, cosas de los humanos. Había hecho un larguísimo viaje, lanzada desde la Tierra el 2 de Marzo de 2004, impulsada varias veces por su órbita y la de Marte, atravesando el cinturón de asteroides y llegando más allá de Júpiter. Su principal fuente de energía es el Sol, cuya radiación capta con sus 32 metros de paneles solares. Por eso cuando empezó a alejarse demasiado entró en hibernación, reservando las fuerzas durante dos años, siete meses y doce días, hasta este pasado lunes, a las 10 de la mañana (de la nuestra), cuando los ingenieros de la ESA habían decidido que era el momento adecuado de reiniciar la persecución del cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko. Porque ese es el objetivo de Rosetta, alcanzar el cometa, situarse en su órbita, estudiarlo y mandar información a la Tierra. Para ello lleva, en su pequeño cuerpecito (2.8 x 2.1 x 2.0 m) once paquetes de instrumentación científica (espectrómetros, sistemas de microimagen, radar, etc.) y un pequeño polizón llamado Philae, que se posará sobre la superficie del cometa para echar un ojo más de cerca. Por supuesto él también va cargado de instrumentos. Y a todo esto, ¿por qué tanto esfuerzo e interés por estudiar un cometa? Pues porque los cometas son los decanos (por viejos) del sistema solar. Hace más de 4600 millones de años aún no se habían formado los planetas; fueron las colisiones entre los cometas las que dieron lugar al sistema solar tal como lo conocemos ahora. Estudiando pues su composición podremos entender mejor el origen de nuestro sistema solar, incluyendo nuestro planeta. Aspectos de especial interés son la detección de moléculas orgánicas a partir de las que se podría haber generado la vida tal como la conocemos en la TIerra (si los cometas las hubieran aportado en su origen) o la comparación de la composición del agua del cometa con la “nuestra”.

Básicamente hemos conseguido lanzar un laboratorio a millones de kilómetros de distancia de la Tierra, que ha ido haciendo fotos de su viaje (de Marte, de asteroides como Steins, con forma de diamante, y Lutetia, que mide más de 100 km de diámetro) y que ahora se dispone a cazar un cometa para analizarlo, posar en él una sonda y contarnos más cosas sobre nuestro origen. Y todo esto mientras la vida sigue aquí abajo. Y tú, ¿Qué estabas haciendo a las 10 de la mañana de este lunes?

(Puedes seguir a Rosetta directamente en su twitter: @ESA_Rosetta)