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Nuestra sección de abordajes hoy la dedicamos a Luz Rello, a su persona y a su investigación. Luz es una joven investigadora del campo de la Lingüística. La conocí en una charla vertiginosa en el campus Gutenberg 2012. Vertiginosa porque Luz cuando habla hace honor a esa velocidad límite. Velocidad en forma de pensamientos que se comen a sus propias palabras. Unas palabras que adorna con movimientos de manos, chasquidos de dedos, modulaciones de voz, un montón de “hems”, “Ostras!!”, “perooo”s, y risas cada minuto … Energía en estado lumínico. Durante la entrevista Luz me explica que todo esto no son más que ‘stop words’, y que en realidad no sirven para nada. ¿No sirven para nada?, hummmm … Escuchándola uno piensa que esta joven investigadora, con aires totalmente cosmopolitas (viaja muy lejos y muy frecuentemente), podría haberse dedicado al cine: deslumbra. Desde luego, no soy el único que lo piensa. Hace escasas dos semanas Luz fue galardonada con el premio EYRA (European Young Researcher´s Award) que la distingue como la mejor científico joven europea del año 2013. Madrileña de nacimiento, hizo un máster de procesado de lenguaje natural, esa rama de la inteligencia artificial que se dedica al lenguaje. Pero descubrió que lo que realmente le interesaban eran “las aplicaciones reales para personas reales”. Se pasó al lado de las tecnologías de la información y la comunicación (TICs).  Actualmente es candidata a doctora en la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona. Investiga usando las nuevas aplicaciones y tecnologías para entender la dislexia y ayudar a los propios disléxicos. Una investigación muy empática, comenta, porque ella misma tuvo dislexia. Dificultad de lectura que, en su caso, ha mutado de problema a motivación. Quizá una forma directa de devolver su trabajo a lo social. En noviembre pasado me desplacé a la Ciudad Condal para participar en un congreso de Fotónica, la rama científica que estudia la luz como componente tecnológica, y, a la vez, entrevistar a Luz. Me resultó simpático coincidir con dos luces en ese viaje. La que estudio cada día, preguntándole con experimentos, y aquella con la que me encontré en la misma ciudad hacía dos meses. Para la entrevista decidimos cenar juntos, y Luz eligió el restaurante Elsa y Fred, cercano a Arco del Triunfo. Un lugar inspirado en los años 50. “Entre francés o alemán”, comenta. Un poco diferente al espíritu alternativo de Barcelona. El local es cálido y acogedor. Durante la conversación las palabras se mezclan con sabores de mar y bosque. Todo tiene cabida en esta entrevista. Pero no me entretengo más, porque llego tarde a la cita. Me he perdido por el Born y finalmente llego al restaurante un poco jadeante. Luz, inquieta, espera levantada con un abrigo rojo puesto.


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