Seguro que Louis Pasteur ni se imaginaba que más 150 años después de demostrar con su famoso experimeto que la Teoría de la Generación espontánea era errónea, uno de los principales retos de la investigación biológica sea la microbiota. La microbiota es el nombre que se le da al conjunto de microorganismos que viven dentro de nosotros, como por ejemplo la mal denominada y archiconocida flora intestinal. Tenemos una relación simbiótica con ellos, es decir, todos nos beneficiamos, los microorganismos tienen un medio seguro en el que vivir y nosotros obtenemos productos que generan, como pueden ser las vitaminas.

El número de investigaciones sobre la microbiota está aumentando considerablemente en los últimos años. Su análisis es bastante complejo debido a la gran diversidad de diferentes microorganismos. Desde hace unos años los análisis de metagenómica (análisis conjunto de varios genomas sin aislar subpoblaciones celulares) están descubriendo nuevos microorganismos con propiedades realmente sorprendentes. Como ejemplo, esta semana se han publicado dos estudios que nos demuestran que están de actualidad y que aún nos vamos a llevar muchas sorpresas.

El primero hace referencia a un hecho que los padres no tan histéricos suponíamos: lavar el chupete con la saliva es mejor que lavarlo con agua y jabón. En este proceso de «lavado» puedes compartir tu microbiota bucal con el bebé y hasta disminuye los casos de asma, o eso dicen. Este es uno de los resultados que demuestra que sin duda entre la madre, a veces el padre, y el bebé hay una trasvase de microorganismos que se puede producir, por ejemplo, a través de la leche materna o el parto y que es beneficioso para el bebé. Si has visto alguna vez a un bebé sufrir por los cólicos, habrás pensado que por qué esos malditos microorganismos no se estabilizan de una vez en su barriga.

El segundo es el que seguramente alegrará a más gente. Un grupo de investigación de EEUU ha descubierto una bacteria en los ratones y en las personas cuya concentración es inversamente proporcional al peso de los individuos. Es decir, cuánto más microorganismo, menos pesa. Espectacular. El microorganismo en sí se llama Akkermansia muciniphila. Incluso han demostrado que su administración regula el peso de los ratones y estabiliza el metabolismo. Eso sí, debe estar viva. Aún está por demostrar en humanos, pero con el potencial económico que tiene, no tardarán mucho en hacer los respectivos análisis. ¿Os imagináis que fuera cierto? Seguro que te has alegrado un poco y nunca habías pensado que unos organismos tan pequeños pudieran hacerte un poco más feliz.

Ejemplos como estos salen publicados todas las semanas en las revistas especializadas. Y en los próximos años veremos más. En definitiva, solo somos un conjunto de células con el mismo objetivo: sobrevivir. ¿Conocías la microbiota? ¿Sabías que tenemos microorganismos en los ojos, en la vagina, en la boca, en muchas partes del cuerpo? A mi me parece como mínimo fascinante.

Imagen: Dullhunk